lunes, 19 de julio de 2010

Miedo (Carta desnuda en período de espera)




Con amor...


Miedo

(Del lat. metus).

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.

2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

~ cerval.

1. m. El grande o excesivo.


Real Academia Española


Muchacha ojos de papel,

¿adónde vas?

Quedate hasta el alba

Muchacha pequeños pies,

no corras más

Quedate hasta el alba


Sueña un sueño despacito entre mis manos

hasta que por la ventana suba el sol.


Muchacha piel de rayón,

no corras más,

tu tiempo es hoy...


Spinetta, Luis Alberto




Hoy no me queda otra manera de extrañarte que no sea en este acto impune de egolatría. Aun en la semejanza con una acción demostrativa, afectuosa y romántica. Acomodo mis piernas, parpadeo, suspiro y me intoxico con desamparo y error. Purgo malas pasiones en un inhalar eterno, fresco como pocos, fresco como la nieve. Luis gotea armonías que me arranca las mariposas de la piel, mientras exhalo sindromes perfumados con café y el tiritar de mis manos frías, se confunde con el sonido de cada tecla oscura que golpeo.


Tu corazón de tiza, de algodón, de azúcar, de lípidos, de alcohol, de hielo, de acero, de flores marchitas. Tu corazón acorazado, atrincherado, desesperado, agitado. Tu corazón, que me es ajeno por temor ajeno. Por incomprensión tal vez. Por desorden quizás. Por motivos que deben asemejarse al dolor pasado, a la incertidumbre del presente y a la impredictibilidad del futuro. Futuro cercano, futuro lejano ¿qué importa el plazo? ¿Qué importa el querer? Poco, nada, mucho, todo. Depende, imagino, de los impulsos a saciar o las reflexiones a expresar y verbalizar. Aunque sea, gestualizar. El detenimiento de aquello se recuesta sobre sábanas de una inseguridad palpable como madera de roble. Entre tanto, me toca pensar en ella, luego en mí. Entre tanto, le toca pensar en él, luego en ella. Círculos abstractos y vitales que conforman el juego lúdico de amar. Constantes e imprecisos e impredecibles e incongruentes. Inmersos en un lago pacífico y azul. En el centro de un valle otoñal.

Se me ocurre parir palabras capaces de atravesar ondas cerebrales. Sin intención de convencimiento abrupto. De algún modo, es solo una solicitud más ante columnas de cristal que nos separa. Un arrepentimiento movido por desencanto de formularios. El olvido es parte de los recuerdos ásperos. Conectemos los abrazos, enlacemos nuestras atenciones y nuestras intenciones. Fragüemos recuerdos futuros, escribamos cada tropiezo con tinta y papel. Y que las teclas lamenten su inutilidad entre escombros de fotografías. Encontremos nuestros latidos simultaneos como relojes a destiempo. No seamos diacrónicos, seamos complementarios. Te propongo coleccionarnos. Te propongo consuelo entre lágrimas sincronizadas. Te propongo destituir reyes y reinas hasta despedazarnos y así, volver a coleccionarnos. Te propongo sinceridad y no indiferencia. Te propongo pasión. Te sugiero que me tomes, que me bebas. Te sugiero mis labios, mis brazos, mis ojos. Te propongo. Me sugiero.

El témpano de derrite en metros cúbicos. Una taza de café y las vicisitudes de cada nube que se choca en un cielo tenebroso. Diluvio de verano. Intermitente, como nuestro pasar o nuestro pesar. Peces y dientes. Semillas y narices. Perfume de cuerpos tostados por un fuego incontrolable. Tus deseos, mis deseos. Empatía nítida entre relámpagos nocturnos de incandecente insomnio. Voces al teléfono que se entrelazan en un diálogo que por momentos es susurro. Un susurro suave como frazadas llenas de anatomía. Un susurro que reclama y que dispara balas de aluminio prensadas en desnudez emocional. Un susurro incomprensible en el contenido de la oratoria. Un susurro que roza la contradicción, pero es un susurro que completa cambios y efectúa premisas coloridas, pintorescas. Un susurro imperioso. Un... te quiero.



Y esperó que dispare todas sus balas de negación por última vez. Que lo acribillara en una pared pintada de blanco soledad, para no poder ver su sentir de impotencia y su expresar de indiferencia con una mirada letal y avasallante.


...a L.C.L.



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