lunes, 28 de diciembre de 2009

Cielo impalpable


"Sí, sí, hay un placer en el último grado de la humillación y el anonadamiento.(...) El diablo sabrá si no lo hay también en el látigo cuando éste nos flagela la espalda y nos arranca pedazos de carne..."

Fiodor Dostoievski

Parte 1

-Caballero, debo decirle que no es posible destruir el cielo. Creame que lo he intentado varias veces en los años que llevo. Incluso me tomé el atrevimiento de construir una escalera eterna para intentar despedazarlo a martillazos. Y aún así, me fue imposible.

-Es porque usted no está capacitado para llegar sin escaleras. Usted es, tan solo, un pobre infeliz. – el anciano tomó su bolsa, se puso de pié tras un vigoroso esfuerzo y comenzó su andar lento. Por mi parte, atiné a saludarlo, pero me ganaron las ideas y me detuve a mitad de mi ademán. Lo vi alejarse sin voltear siquiera la cabeza y me quedé tieso y desganado.

Aquel anciano pronunció palabras que podrían dejar sin aliento a algunos pocos y es a esa porción de la población toda, a la que sin dudarlo, anima intensamente. Es que un imposible lo convierte en eso las mismas ideas que lo rodean. Lo imposible no es más que una idea. El cielo… el cielo fue inalcanzable con mi escalera. Ese fue mi error. Construí esa escalera con la labor de catorce vecinos. Su longitud fue de mil cuatrocientos metros y necesité más de catorce mil peldaños hechos de aluminio, madera, cobre e incluso oro. Debo aclarar que fue una odisea la construcción pero valió cada gota de sudor.

Ahora bien, la empresa sirvió de poco en el final. Martillar un imperio celeste sin obtener lo deseado fue encarnar la frustración. Recuerdo incluso que desde la llegada al último peldaño hasta el último martillazo, ví como se ennegrecía paulatinamente aquello que quería destruir. Cómo se aniquilaba mi idea y cada uno de los golpes acestados fueron en vano. Ya de noche, contemplé el hermoso paisaje sin importancia y con angustia emprendí el regreso a tierra firme.

Hacer añicos una idea con el hierro no fue un acto racional. Para enmendar mi error...

Continuará...

texto: eze.
foto: Sbt Rebe.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Algo: conducta comunicacional (paso 2)


Comunicar: (Del lat. communicāre).

1. tr. Hacer a otro partícipe de lo que uno tiene.

2. tr. Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo.


3. tr. Conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito

Real Academia Española

Si constatar el sentir es el primer paso, el segundo debe ser una acción. Comunicar es, ante todo, una conducta. No voy a tomarme la libertad de dar explicaciones de algo que no viene al caso, tan solo una aclaración correspondiente.

Es necesario comunicar aquello escrito y seguir en pie. Es necesario también, no chocar contra una muralla. Pero aún más necesario es intentar llegar a un objetivo sin tropezarse con la ambición en el trayecto. Se me ocurren catorce maneras diferentes de comunicarme con ella, por el simple motivo de saber que mis decisiones no son más que otra batalla en contra de los supuestos. Sus supuestos. Mis supuestos.

Pasamos décadas, por no decir la vida entera, construyendo supuestos que nos pueden privar de aquello deseado. Y así empieza un mecanismo en el que cada engranaje es dicotómico.
En cualquier orden de la vida, existe un "sí" y un "no" que determinan las personas para acceder o denegar un petitorio, una sugerencia, una explicación, una cosa, una relación. Lo que no se tiene en cuenta, es que la realidad se construye mínimamente de a dos y que ninguna de las dos opciones, como el resto de la humanidad, es eterna.

Sé que podría escribir un cuento y ser más dinámico en algo que, a fin de cuentas, es una expresión. Pero me surge llegar a su racionalidad. No es, con el perdón del pasado, una cuestión física lo que me conmueve. Es en extremo su reflexión. No en vano agoto algunos minutos de mi día para publicar esto que siento durante unas cuantas horas eternas. No en vano, racionalizo la idea para llenarme de una convicción que se completa cuando la oigo. No en vano, idealizo, comunico, ansío y me reservo.

Eso intento, ¿sabés?. Comunicarte de algún modo... algo. Algo que no encuadra en una lógica uniforme. Algo que no está dentro de tu estructura psíquica y que irremediablemente, está dentro de la mía. Algo que no se si es bueno o malo y, para serte sincero, poco me importa el juicio moral. Algo que... algo, solo eso y un cómodo silencio.

eze. - Algo: conducta comunicacional (paso 2)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Entre paréntesis (Paso 1)


"Sendos son los motivos por lo que acudo a la catársis. Y la mayoría de ellos son el fundamento de estas líneas en particular. Y ninguno de ellos es una debilidad mental."


Creo que por la mentira de un segundo, tan humana como vulgar, juraría: sentir es lo inescrupoloso del asunto. Esta mentira se ve acompañada por la intención de decir que "siento". (Al menos doy fé que es real, muy cercano a "sentir" con letras mayúsculas.)
Recuerdo que, de manera inconsciente, prometí no hacerlo al menos durante este año. (Supersticiones adolescentes que posiblemente puedan comprenderse en un joven de veintiún años de edad, tan pasional como racional.)
Vale destacar que es una porción de la razón entremezclada con la realidad lo que conduce a los individuos a mentir(se). Sin razón de por medio, resultaría imposible mentir o tener un motivo para hacerlo (lo cual es lo mismo).

Tengo en claro las metas, lo que no tengo en claro es el mecanismo. Sorprende que una persona autocrítica intente racionalizar lo sentimental, cuando mucho tiempo expuso el paralelismo contrapuesto de la razón y las pasiones. Pero es necesario si el llamado a las armas invisibles lo solicita.

Sentir: no es sinónimo de romanticismo anticuado del siglo XIX. Lo tomaré como divagar en supuestos y obtener bienestar psíquico por ello.

Sentir: definitivamente NO es sinónimo de estar "enamorado". Ese estado mental puede relacionarselo directamente, pero no es lo mismo. Mienten aquellos que determinen lo contrario.

Sentir: ...no me quedan definiciones y por una vez, pretendo librarme de todos los "porqué" que me rodean a diario. Simplemente es, tan solo sucede. Quizás sea... no, quizás es una manera sutil de buscar explicaciones y hoy no tengo intención de contradecirme. Me despojo de mis vestiduras habituales, dejo sobre una mesa la terquedad y sobre una silla una pila de actitudes. Dejo en el piso mi orgullo y sobre estas teclas la sensación de bienestar que me produce pensarte.


Ahora todo esto inentendible deberías leerlo. Ahora aprieto "publicar entrada" y te mando un mensaje con la intención de comunicarte que hay algo escrito para vos y así, de vos dependerá leerlo o no. Una de cal, una de arena.


eze. - Entre paréntesis (Paso 1)