sábado, 1 de mayo de 2010

Tacto y piel.




"...se engendran con la mayor facilidad bajo la premisa opuesta,
a saber, cuando los restos diurnos son pensamientos de
naturaleza satisfatoria, pero expresan satisfacciones no permitidas."


"La interpretación de los sueños."(cap. VII) - Freud, Sigmund


"I can't look at you. You're so beautiful"


Hindue Blues

Parte I



Siempre ocurren de noche. Despacio, avanzan, se estrechan, se agolpan y se nublan. Son particularmente envolventes en la noche. Son, en conjunto, especialmente agobiantes.
¿Ideas de cuándo? ¿De dónde? No es por dar crédito a la infalible presión recurrente. No es un despojo de heridas abiertas que atinan a destrozarse. Es, por sobre el resto, una moraleja abstracta de impiadosa vanidad, de egoismo y de soledad.

(Inhalo y exhalo alquitrán 13 mg.)

Se representan y se significan a sí mismas. Son... omnipotentes. Capaces de hacer y deshacer con gusto y disgusto, mundos y cometas. Planetas en donde la hierba es color púrpura y el cielo color naranja. Como un atardecer, pero permanente. Como esos atardeceres en dónde Jaime se sienta apasiblemente a contemplar. A observar y solo eso. Sin inducir ni deducir nada. O tal vez la nada misma sea el todo de la idea.

Parte II

(Inhalo y exhalo nicotina 0.9 mg.)

¿Sabe? Incluso sé que en esos mundos que crean me siento atrapado en más de una oportunidad. Aunque "oportunidad" suene a "chance" o "posibilidad", no me es sumamente placentero. O si, en algún que otro invierno de bufandas y lana, pude ver uno de sus mundos prolijos. ¿Me sigue? Un mundo repleto de... de tacto. Sí, todo era muy palpable. Tan táctil como agradable. No importaba el sabor a melón. Mucho menos importaba el aroma suave y dulce a arándanos. La piel se regocijaba en cada paso descalzo, en cada soplo de caricia. Era la seda hecha menta para el deleite de las manos. En ese mundo no importaban los ojos, pero era requisito imprescindible poseer piel.

(Inhalo y exhalo CO 13 mg.)

Esa vez tuve un affair. Sí, me avergüenza el solo hecho de imaginarlo, de recordarlo. Aunque los recuerdos generalmente son por vivencias con una realidad consistente... pero no nos ramifiquemos. Lo cierto es que esa vez tuve un romance imprudente e inconciliable con una dama. Una dama suculenta en lo visual, pero como le dije, no importaba eso. Voluptuosa, esbelta, fatal. Con aroma a coco en su cabello azabache. Con una voz... que traducida en gemidos reverberaba en las sienes de sordos. Con un sabor a sal, como a lágrima, pero sin la tristeza que ésta evoca. Sin lugar a dudas lo que seducía era su piel. Era firme, tensa y rosada. Rosada por el calor, ¿me explico?. Rosada por el fuego que emanaba detrás de esa piel morena. Escupía calor en palabras indecentes y sudaba restos de miel.

Parte III (Final)
(Inhalo. Fuerte e involuntariamente)

Era capaz de enamorar al príncipe y al mendigo, a los dos a la vez y que los dos se batieran a duelo para quedarse sin ninguno. Era su esencia fatal. Era el todo colapsado en la nada, o la nada hecha carne para celebrar el todo. Y yo, fui su víctima. Ese torbellino que no avisa con mujeres así. Me sentí como Jaime, contemplaba un horizonte finito para, impredeciblemente, terminar en una humarada ardiente. En el medio de un huracan moreno, abatido por sus encantos, por su piel. Esa piel, esa cintura que tomaba con mis dos manos como si fuese un trofeo para sacudirlo en el aire. Me enamoré. Esa mirada arrogante desde el cielo eran cuchillos que volaban a gran velocidad para atravesarte los ojos. Por eso, me enamoré.

(Exhalo. Con ganas, con desazón)

Perdí el contexto, perdí las lágrimas, perdí sus gemidos... perdí todo y por último el tacto. Cuando se pierde el tacto en ese mundo... solo queda la resignación y la muerte, en caso de poseer valores como el honor. Caso contrario es evidente el letargo. La agonía paulatina y siniestra en manos de una mujer llena de miedos o vacía de escrúpulos. Qué belleza, qué fatal. Perdí incluso el juicio en esa empresa. Pero, ¿sabe doctor?. Ni su diagnóstico, ni su medicación, ni esta camisa me arrancaran aquel mundo de invierno.


Relatos ermitaños de pan. - Eze. (2010)

2 comentarios:

  1. Siempre aquello que nos atrae con fuerza nos condena, por algo se llama pecados capitales a los placeres humanos. y por cierto, La nada misma siempre es el todo de la idea.
    No se si comentar acerca de el excelente gusto musical que tenes o elogiar tu forma de escribir impecable.
    Pd: Próximamente voy a hacer una tesis sobre como influye la música de joey división en el comportamiento de las personas, no conozco uno que escuche esa banda y sea “ Normal.”

    Barby

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  2. Gracias, Barby. una linda sorpresa ver tu comentario. =) ahí te sigo.

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