martes, 26 de mayo de 2009
Sin título
Luego de esta noche esperada, volveré una vez mas, a renacer.
Y así, el ciclo una vez mas comienza, esta vez podría decir que fue mas rápido, que duró mucho menos, la verdad no lo se. No podría explayar objetivamente la cuestión.
Y se me da tener un teclado debajo de mis dedos llenos, repletos, hastiados de lágrimas saladas.
Hastiado, esa es la palabra. Casi sofocado, una vez mas.
Entonces, por cada suspiro profundo, vuelvo a arremeter mi objetivo, aun... con cada sílaba escupida por el cantor ingles que, impiadoso insiste en apuñalarme con cada melodía fónica.
Recordar, pero no el tiempo compartido, sino la intensidad. Nunca volveré a pronunciar tan certeramente esta palabra, intensidad. Un huracán de dulzura me atravesó el cuerpo, me desintegró y volvió a constituirme. Dejó para el final, la construcción de mi boca con una sonrisa.
Y con esta sonrisa me despido. Una sonrisa bañada por una catarata pequeña que recorre mis mejillas, todas y cada una de las gotas que la componen, están justificadas.
Esta crónica absurda, de un día de mayo, corrompe mi juicio personal y mi afán de escribir como se debe, pensando en mi lector ideal y en la convergencia con mi lector real. Hoy, un día de mayo, falto de principios, afirmo que no me importa. ¿Motivos? Son crónicas de un corazón roto, digno y honorable. Generalmente es bilateral, pero la catarsis completa, hoy, un día, una noche de mayo, la expongo acá.
Repito, cada gota salada, está plenamente justificada. Puesto que amé, ¿acaso hay una ecuación que me impida hacerlo sin salir herido?. Desconfiaré de ella cuando un valiente se atreva altivo, a mencionarla o publicarla.
Poco a poco la calma.
Shhh... tranquilo, el silencio temporal y su medicina diacrónica.
Shhh... quietud. No sos el personaje de aquellos cuentos que escribis, lamentablemente o afortunadamente.
Tiempo, siempre justificarás la demora de su llegada.
sin título - eze.
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